Cuando los pequeños clientes de las cuentas infantiles se hacen mayores, los propios bancos tienen preparados productos financieros para ofrecerles. Normalmente el banco ofrecerá el cambio de cuenta infantil a una cuenta joven que dispone de otro tipo de características pues las necesidades de la persona van cambiando.
A partir de este momento y con la cuenta joven, podrá domiciliar sus recibos, una nómina y disponer de sus tarjetas de débito e incluso de crédito. Son cuentas que no suelen tener ningún tipo de comisión de mantenimiento o gestión y una manera ideal para que el menor pueda mantener su relación con el mismo banco, sin demasiados trámites.